Creo en que el paciente debe ser abordado en la visión más amplia posible, de modo de no cerrar mi abordaje a un criterio diagnóstico solo de mi área.
Prefiero derivar en forma oportuna a otro especialista o inclusive a otro neurólogo cuando veo que mi enfoque es insuficiente para resolver el problema del paciente. Considero que el beneficiado siempre debe ser el paciente.
Creo que el paciente debe ser escuchado y buscar el tratamiento y abordaje que sea el más adecuado a su enfermedad, pero también a sus circunstancias y sus recursos económicos.
Creo en la transparencia máxima en todo aspecto, manteniendo al paciente informado de su situación y pronóstico, buscando no citarlo en forma reiterativa si la evolución no lo amerita. Esta transparencia también incluye lo citado en el ítem de convenios, relacionado con no hacer prestaciones con cambios de identidades, ni licencias que no correspondan, etc.
Creo que los síntomas pueden ser tratados en forma aislada, pero me parece más útil, para el bienestar del paciente que abordemos el fondo biográfico y emocional del paciente. Cuando hacemos el trabajo en esta forma, hay una mayor instancia de crecimiento y de madurez.
Creo en Jesucristo como mi Salvador personal. |